Versemos, ya como postre
de esta clave del “no”,
el néctar de lo corrupto
aunque él nunca lo entendió.
Dicho sea de paso
que este “néctar” fue el motor,
de concretar este libro
con consecuente estupor.
En los tiempos de Gutiérrez
se dio un verdadero portento,
pues de frente ante la tele
sonriente... pidió porciento.
...Y PINO PIDIÓ %
¿Quién le habrá otorgado?
con astucia, o con “porciento”,
la cartera de las obras
a un Pino ceniciento.
En la tele y ante todos
declaró, Pino contento:
le prometo, periodista,
que me volveré violento
sí el momento del contrato
no me dan el “diez por ciento”.
Pero Pino, se dio cuenta
de su metida de pata,
declarando sucia renta...
y trató de dar más lata.
Luego Pino, hecho el sensato
detallo algún contrato,
justificando su intento
de cobrar el “diez por ciento”.
Yo ordeno a quien le puso
de ministro del cemento,
por probado y claro abuso
le construya un monumento.
Mientras espero, lo veo,
lo imagino y lo presiento,
que éste le pedirá, primero,
un jugoso “diez por ciento”.
Lo menos que debería
es sufrir el desaliento,
de que Pino, no lo acepte
“y morir en el intento”.
La historia necesita
tener una prueba, en cemento,
de que nada debe hacerse
exigiendo un “diez por ciento”.
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